Solo dos de los 25 soldados estadounidenses que participaron en la eliminación del ex líder de Al Qaeda Osama bin Laden siguen con vida.

Un total de 25 fueron los miembros de los Navy Seals que mataron al mayor enemigo de EE.UU. hasta entonces el 2 de mayo de 2011. De aquellos 25 hombres, 23 han muerto tras el deceso el pasado jueves del marine Brett D. Shadle en un accidente en paracaídas.

"Shadle fue el último en sumarse en una lista que se podría calificar de maldición y que comenzó tan sólo tres meses después de la 'operación Gerónimo' que acabó con Osama", afirma el diario español El Mundo.

En agosto de 2011 durante una operación en Afganistán un helicóptero de la OTAN se estrelló provocando la muerte de 38 soldados: 22 de ellos formaban parte del equipo que entró en la casa de Bin Laden en Abbottabad y acabó con su vida.

Según informó el presidente afgano, Hamid Karzai, los talibanes aseguraron haber disparado contra el helicóptero derribándolo. En él viajaban 31 soldados estadounidenses y siete soldados afganos.

A ellos se sumó Shadle, con lo que solo dos de los intervinientes quedan con vida.

Además, hace un mes se conoció que el hombre que dio el tiro de gracia al terrorista afgano, que dejó el Ejército en septiembre, no tiene ni seguro médico público y no sabe quién le pagará la pensión. El Gobierno sólo ofrece un seguro médico durante 180 días para quien deja el Pentágono y sólo si acepta mantenerse como reservista.

Dos años después de la muerte de Bin Laden su muerte sigue llena de incógnitas y suposiciones. La 'operación Gerónimo' comenzó la noche del 2 de mayo. Aquellos 25 SEAL no sólo mataron a Bin Laden, sino también a uno de sus hijos, a otros dos hombres y a una mujer que llegó a ser usada como escudo humano.